BATALLA DE LLIPA

Fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en la primavera del año 206 a.C. entre los ejércitos romano y cartagiés; dirigidos por Publio Cornelio Escipión, y por Asdrúbal Giscón y Magón Barca respectivamente.
El resultado fue una de las más importantes derrotas de los cartagineses en terreno hispano. Esta batalla fue decisiva en la retirada cartaginesa durante la conquista romana de Hispania

Así empezó..
El ejército romano, dirigido por Publio Cornalio Escipión el Africano estaba formado por 45.000 infantes y 3.000 jinetes. Por la mañana, «el Africano» sacó a los equites romanos y a los vélites y los dirigió al campamento cartaginés; Asdrúbal frenó la avanzadilla con sus jinetes y tropas ligeras; más tarde todo el ejército se colocó en posición de batalla. Durante horas, ambos ejércitos estuvieron realizando escaramuzas. Luego, Escipión coloco a los «velites» en las alas del ejército. El general formó a todas sus tropas en la más que conocida «triplex acies» y comenzó a realizar un juego de formaciones, cambiando constantemente y dejando absortos a los cartagineses que veían como el ejército enemigo se les iba acercando cada vez más.
Los "velites" iniciaron la batalla arrojando lanzas contra los elefantes, que huyeron asustados y heridos por los proyectiles; los legionarios y las «alae» atacaron con fuerza a los hispanos que se defendieron ferozmente. El centro del ejército cartaginés estuvo largo rato sin entrar en batalla, observando como los romanos atacaban con gran determinación aplastando a los púnicos.
A pesar del gran número de soldados cartagineses, los romanos iban presionando cada vez más y más, rompiendo líneas, lo que originó que los defensores fueran retrocediendo. Era tanta la presión que los soldados de Escipión creaban a los de Asdrúbal, que cuando los romanos avanzaron hacia delante, los cartagineses cayeron y empezaron a huir. Estos últimos, volvieron a reorganizarse en la colina del campamento, pero cuando volvieron a ver a sus infatigables atacantes volvieron a escapar.

Consecuencias:
Tras la gran derrota, los aliados hispanos comienzan a abandonar el ejército cartaginés y Asdrúbal Giscón, al no ver oportunidad de victoria en la Guerra en Hispania, se retira, dejando miles de muertos y más territorio de la Península Ibérica para que los romanos pudiesen conquistar. Por su parte, Escipión persiguió a los cartagineses hasta África, derrotando finalmente a un Aníbal apresuradamente retornado desde Italia en Zama.
Como recompensa a los heridos y veteranos de ésta y otras batallas en la Península, Escipión repartió tierras en el valle del Guadalquivir, y fundó aquel mismo año la ciudad de Itálica cerca del escenario de la batalla de Ilipa.


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